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  • Urraca de Zamora: La intrigante y valiente reina medieval de Castilla

    Urraca de Zamora: La intrigante y valiente reina medieval de Castilla

    Urraca de Zamora: la mujer que dejó su huella en la política medieval de Castilla

    A lo largo de su vida, Urraca se destacó por su habilidad para negociar y mantener la paz entre los diferentes señores feudales del territorio. Fue una figura clave en la reconquista de la ciudad de Toledo y la fundación del monasterio de San Juan de la Peña.

    Tras la muerte de su esposo en 1065, Urraca asumió un papel activo en la política del reino. Junto con su hijo, el rey Alfonso VI, y su hija, la infanta Sancha, Urraca desempeñó un papel importante en la lucha por el poder entre los diferentes señores feudales que buscaban controlar el territorio.

    Urraca se convirtió en una figura política influyente en Castilla y León, y fue capaz de manejar con éxito situaciones difíciles y conflictivas. En 1077, Urraca logró una importante victoria diplomática al negociar un tratado de paz entre su hijo Alfonso VI y su hermano Sancho II de Castilla, que había iniciado una rebelión contra él.

    Además, Urraca fue una gran benefactora de la iglesia y se involucró en varias fundaciones religiosas, incluyendo la del monasterio de San Juan de la Peña. Este monasterio fue fundado por Urraca en honor a su esposo Fernando I, y se convirtió en un importante centro religioso y cultural durante la Edad Media.

    A pesar de su éxito y su habilidad política, Urraca no escapó a las luchas de poder y la intriga de la época. En 1086, después de una larga lucha por el poder, Urraca fue expulsada de la corte de su hijo Alfonso VI y se retiró a su propiedad en Sahagún, donde vivió hasta su muerte en 1101.

    Aunque su papel en la política medieval de Castilla a menudo se ha pasado por alto, Urraca de Zamora dejó un legado duradero en la historia del territorio. Fue una figura influyente y respetada en su tiempo, y su legado continúa siendo recordado hoy en día como una de las mujeres más importantes de la Edad Media en España.

  • El Tratado de Zamora y El torneo de Arcos de Valdevez

    El Tratado de Zamora y El torneo de Arcos de Valdevez

    El Tratado de Zamora fue el resultado de la conferencia de paz entre Alfonso I de Portugal y el rey Alfonso VII de León y Castilla, el 5 de octubre de 1143, marcando generalmente la fecha del nacimiento del Reino de Portugal y el inicio de la dinastía alfonsina. Victorioso en la batalla de Ourique contra los musulmanes, en 1139, Alfonso I se benefició del apoyo de João Peculiar —el arzobispo de Braga— en favor de la constitución del nuevo reino de Portugal. Tras el Torneo de Arcos de Valdevez entre los dos Alfonsos y sus huestes, aquel buscó conciliarlos y propició que se encontraran en Zamora los días 4 y 5 de octubre de 1143, con la presencia del cardenal Guido de Vico.

    El título de rey de Portugal, que Alfonso I usaba desde 1139, fue confirmado en Zamora, comprometiéndose entonces el monarca portugués ante el cardenal Guido de Vico a considerarse vasallo de la Santa Sede, obligándose, por él y por sus descendientes, al pago de un censo anual de cuatro onzas de oro. Sin embargo, José Hermano Saraiva afirma que «en realidad no sabemos cómo sucedieron las cosas y se ignora completamente si fue firmado algún acuerdo, aunque modernamente se haya hecho referencia muchas veces a un tratado de Zamora que tal vez nunca existió». De lo que sí tenemos certeza, según Hermano Saraiva, es de que en diciembre de 1143 Alfonso Henriques escribió una carta al papa en la que se nombraba «censual» [dependiente] de la Iglesia de Roma y en la que se declaraba a sí mismo «hombre y caballero del papa y de San Pedro, a condición de que la Santa Sede lo defendiese de cualquier otro poder eclesiástico o civil» —como reconocimiento de su dependencia Alfonso Henríquez se obligaba a pagar anualmente cuatro onzas de oro—. De esta forma Alfonso Henriques intentaba asegurar la independencia del nuevo reino.

    Finalmente la independencia de Portugal, reconocida por Alfonso VII en Zamora, vino a ser confirmada por el papa Alejandro III en 1179 mediante la bula Manifestis Probatum.​ «La concesión fue arrancada por un regalo de mil monedas de oro, pero ciertamente no parece que tuviese mucha influencia en la consolidación de una independencia que ya entonces era un hecho consumado».

    El Torneo de Arcos de Valdevez

    Torneo de Arcos de Valdevez o batalla de Valdevez son denominaciones historiográficas de un enfrentamiento bélico entre los reinos de León y de Portugal, en el contexto de la independencia de éste, hasta entonces un condado de aquel. El enfrentamiento tuvo lugar en la llamada Veiga da Matança («vega de la matanza») a orillas del río Vez (un afluente del río Limia) en las proximidades de Arcos de Valdevez. Su fecha no está determinada con precisión, en torno a 1140 o 1141. El armisticio al que se llegó tras el enfrentamiento (también conocido como acuerdo de Valdevez o tregua de Valdevez) está considerado como el precursor del Tratado de Zamora de 1143.

    Alfonso I de Portugal, que había comenzado a titularse rex Portugalensium tras su victoria frente a los musulmanes en la batalla de Ourique (1139), rompió las condiciones del Tratado de Tuy de 1137 e invadió Galicia. En respuesta, Alfonso VII de León el emperador entró en Portugal y arrasó los castillos que encontró a su paso, bajando las montañas del Soajo en dirección a Valdevez. Una parte de las fuerzas imperiales se separó imprudentemente del grueso de la expedición, y los portugueses consiguieron capturar al conde Ramiro Froilaz, a Ponce Giraldo de Cabrera y a los hermanos Fernando y Bermudo Pérez de Traba.

    Alfonso VII acampó en un lugar conocido como Penha da Rainha («peña de la reina», Portela de Vez); mientras que Alfonso I lo hizo en un lugar alto, separado del campamento leonés por un valle. Para evitar una batalla campal, se acordó celebrar un bufurdium (bohordicumbafordo, bohordo, torneo o justa), conforme al uso de la caballería medieval, donde se enfrentaron los mejores caballeros de ambos bandos. La suerte de las armas cayó del lado portugués; y reconocida su victoria, se negoció el intercambio de prisioneros entre ambas partes.

    Las fuentes medievales que narran los hechos son, por el lado leonés, la Chronica Adefonsi imperatoris, y por el lado portugués, el Chronicon Lusitanum. Para Philippe Contamine,​ Valdevez ejemplifica la tendencia de las batallas feudales a convertirse en «una suerte de gran torneo, medio serio, medio frívolo»

    En la Estação de São Bento (Estación de San Bento, Oporto) el hecho es conmemorado en un panel de azulejos; mientras que en la localidad de Arcos de Valdevez se levanta un monumento conmemorativo, obra del escultor José Rodrigues, y un marco evocativo al pie del Museu de Arcos de Valdevez.

  • Zamora no se ganó en una hora

    Zamora no se ganó en una hora

    En una hora no se ganó Zamora (La Celestina VI 221). Esta paremia alude al largo sitio que sufrió la ciudad de Zamora durante siete meses por parte de Sancho el Bravo en el año 1072, con el objeto de arrebatársela a su hermana doña Urraca.

    El Cerco de Zamora

    A la muerte de Fernando I, Sancho II, el primogénito, recibió Castilla y se vio así desposeído de León, que había sido la cabeza del Imperio. En el año 1065 comienza a reinar Sancho II en Castilla hasta que tras la muerte de su madre la reina Sancha de León, comienza a reclamar para sí el reino de León que había sido asignado a su hermano Alfonso de León y comienzan las hostilidades entre ellos. Sancho II sorprende a Alfonso saliendo al paso en Llantada. En dicho encuentro Sancho puso en fuga a su hermano y a las tropas leonesas. Alfonso, habiendo regresado a León, se enfrenta de nuevo a Sancho en Golpejera, resultando preso Alfonso, que luego sería liberado, posiblemente por la intervención de Pedro Ansúrez, y pidió asilo en la taifa de Toledo donde reinaba Al-Mamún de Toledo. Sancho entró en la ciudad de León incorporando este reino a su jurisdicción. Mientras ocurría esto su hermano García regía Galicia. Tras la toma de la ciudad de León el rey Sancho se dirigió a Galicia, que conquista con relativa facilidad debido a la discordia entre los súbditos de García. Sancho siguió a las tropas de su hermano por Portugal y le presentó batalla en Santarém. Ahora quedaba expedito el camino a las posesiones de sus hermanas Elvira en Toro y Urraca en la vecina ciudad de Zamora. Urraca no aceptó integrarse en el reino de Castilla y Sancho asedió la plaza, que nunca se rindió.

    El Mito

    Los zamoranos, en previsión del ataque que se avecina, eligen como su caudillo a Arias Gonzalo y de esta forma pueda defender a su señora Urraca. Mostrando iniciativa Urraca desafió a Sancho antes de sufrir el ataque de las tropas de su hermano. Siete meses y seis días dura el asedio a Zamora, ganándose la frase de «Zamora no se conquista en una hora». El caballero Vellido Dolfos, partiendo desde el interior de la ciudad, consigue los favores de Sancho II y finalmente lo asesina a pie de la muralla el 6 de octubre de 1072 (en un lugar conocido en la actualidad como Cruz del Rey Don Sancho). Momentos después se adentra en la ciudad por una abertura del lienzo del muro de la ciudad, conocida tradicionalmente como Portillo de la Traición, hasta que el Ayuntamiento de Zamora decidió por unanimidad cambiarlo en 2010 por el de Portillo de la Lealtad.

    El caballero Diego Ordóñez de Lara, ante las murallas, insulta a los habitantes de la ciudad por la cobardía ante el regicidio. Arias Gonzalo recoge la afrenta, pero tiene prohibido el confrontamiento y es por esta razón por la que envía a sus hijos, que uno a uno van cayendo. Esta situación se encuentra descrita en los cantares de gesta, así como en el Cantar de Sancho II. Las consecuencias el cerco de Zamora finalizan con la denominada Jura de Santa Gadea, una leyenda medieval transmitida por el Romance de la Jura de Santa Gadea, en la que se narra el juramento que supuestamente hubo de prestar el rey Alfonso VI el Bravo en la iglesia de Santa Gadea de Burgos, a finales del año 1072, a fin de demostrar que no había tomado parte en el asesinato de su propio hermano Sancho II. Este hecho parece que no se produjo históricamente en Burgos sino en la iglesia de Santiago de los Caballeros en Zamora, la misma en la que se armó caballero el Cid Campeador y en la que Alfonso VI y el Cid asistían a misa en la infancia de ambos.

    Sancho II de Castilla

    Sancho II de Castilla, llamado «el Fuerte» (Zamora, 1038 o 1039-ibíd., 7 de octubre de 1072), fue el primer rey de Castilla, entre 1065 y 1072, y, por conquista, de Galicia (1071-1072) y de León (1072). Consiguió reunificar la herencia de su padre Fernando I de León. Sin embargo, no disfrutó mucho tiempo de ello, puesto que murió meses después en el cerco de Zamora, heredando los tres reinos unidos su hermano Alfonso. Tras acceder al trono castellano el 27 de diciembre de 1065, nombró alférez a Rodrigo Díaz el Campeador y una de sus primeras acciones fue renovar el vasallaje del rey de la taifa de Zaragoza, Al-Muqtadir, para lo cual puso sitio a la ciudad en 1067, acto que le llevaría en 1068 a participar en la conocida como Guerra de los tres Sanchos que le enfrentaría a sus primos Sancho Garcés IV de Pamplona y Sancho Ramírez de Aragón, y que le permitió recuperar parte de los territorios fronterizos con el Reino de Pamplona que habían sido conquistados por los navarros.

    El reparto de la herencia entre todos los hijos de Fernando I nunca satisfizo a Sancho, que siempre se consideró como el único heredero legítimo, por lo que inmediatamente se movilizó para intentar hacerse con los reinos que habían correspondido a sus hermanos en herencia. Se inicia así un periodo de siete años de guerras protagonizadas por los tres hijos varones de Fernando I.

    Al fallecer en 1067 la reina Sancha se iniciaron las disputas con su hermano Alfonso, al que se enfrentó el 19 de julio de 1068 en Llantada en un juicio de Dios, en el que ambos hermanos pactan que el que resultase victorioso obtendría el reino del derrotado. Aunque Sancho venció, Alfonso no cumplió con lo acordado, a pesar de lo cual las relaciones entre ambos se mantienen como demuestra el hecho de que Alfonso acudiera, el 26 de mayo de 1069, a la boda de Sancho con una noble inglesa llamada Alberta y donde ambos decidieron unirse para hacerse con el reino de Galicia que le había correspondido al menor de los hijos de Fernando el Grande.

    Con la complicidad de su hermano Alfonso, Sancho entró en Galicia y, tras derrotar a su hermano García, lo apresó en Santarém encarcelándolo en Burgos hasta que es exiliado a la taifa de Sevilla. Tras eliminar a su hermano, Alfonso y Sancho se titulan reyes de Galicia en 1071 y firman una tregua que se mantendrá durante tres años.

    La tregua se rompe cuando Sancho, que no renuncia al reino de León, que entre otras cosas llevaba aparejado el título imperial, marcha contra su hermano con un ejército al mando de su brazo derecho el Cid que derrota al ejército leonés en la batalla de Golpejera en 1072. Sancho entra en León y es coronado como rey de León el 12 de enero de 1072, con lo que vuelve a unificar en su persona el reino que su padre había dividido.

    Tras encarcelar a Alfonso, la mediación de su hermana Urraca hizo que le permitiera instalarse en el Monasterio de Sahagún, de donde el leonés huyó, temiendo por su vida, refugiándose en la corte de su vasallo el rey al-Mamún de Toledo. La nobleza leonesa estaba descontenta con el castellano, y su miembro más destacado, Pedro Ansúrez, siguió a Alfonso al exilio.

    Según el relato recogido en la Crónica najerense, que podría provenir de un cantar de gesta, Sancho II fue asesinado por Vellido Dolfos mientras llevaba a cabo el cerco de Zamora, donde se hallaba su hermana la infanta Urraca de Zamora, el 7 de octubre de 1072.6 El lugar del regicidio es señalado con la Cruz del Rey Don Sancho.

    Urraca de Zamora

    Urraca Fernández (León, 1033 – ibídem, 1101) fue una infanta de León; hija primogénita de Fernando I de León y de su esposa, la reina Sancha, heredó la plaza de Zamora tras el reparto realizado por su padre antes de fallecer.  El rey Fernando repartió sus reinos antes de morir entre sus cincos hijos: a Alfonso le otorgó el reino principal, León; a Sancho le concedió Castilla; el pequeño, García, fue nombrado rey de Galicia; Elvira heredó el señorío de la ciudad de Toro, con consideración de reino; y Urraca heredó Zamora. Cuando comenzó su soberanía en Zamora, estableció su residencia y fortaleza en los conocidos «jardines del castillo» de la ciudad y en los aledaños de la Catedral de Zamora. Este castillo es de estilo puramente medieval con cuatro torres, de las cuales se conserva la torre del homenaje recientemente restaurada para albergar el Museo Baltasar Lobo.

    Fue madrina de armas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, quien fue investido caballero alrededor del año 1060 en la iglesia de Santiago de los Caballeros de Zamora. Además, era la hermana favorita de Alfonso, al que ayudó y aconsejó para recuperar su reino primero y para gobernar después.

    Al morir Fernando I de León, su hijo primogénito, Sancho, quedó descontento con las reparticiones hechas y entonces fue declarando la guerra a todos sus hermanos e inició una lucha sangrienta. Su reinado en Castilla fue belicoso y el primer conflicto se dio en la Guerra de los Tres Sanchos. Más tarde combatió contra su hermano Alfonso VI en una guerra sin consecuencias y posteriormente se alió con Alfonso y avanzó hacia Galicia para conquistar el reino de García de Galicia, en el año 1071. Menos de un año después le arrebató a Alfonso su reino y se coronó rey de León y de Galicia, arrebatando a continuación a su hermana doña Elvira la ciudad de Toro, situada en la provincia de Zamora. Sólo la infanta Urraca resistía tras los muros de Zamora, convirtiéndose en la principal oponente de Sancho II, pues el rey Alfonso se había refugiado en el taifa de Toledo, que posteriormente conquistaría.

    Sancho II puso sitio a la ciudad de Zamora. Pero sus murallas impidieron pasar al monarca, de ahí la denominación de Zamora de «la Bien Cercada». El asedio duró más de siete meses. Mientras continuaba el asedio de Zamora, un noble leonés, Vellido Dolfos, había salido de la ciudad con la intención de asesinar al rey Sancho II. Según la tradición, tras dos meses infiltrado en el campamento castellano y, después de trabar amistad con el monarca castellano, le acompañó a una cabalgada de exploración en la que se quedó solo con el rey Sancho, que había bajado del caballo para satisfacer una necesidad urgente. Aprovechando la situación, y para evitar que se defendiera su víctima, Dolfos atravesó a Sancho con la lanza real. Una vez cumplido su objetivo cabalgó hacia las murallas de Zamora y se introdujo en ellas a través de un portillo que el romanticismo castellano nombró «de la Traición», pero que hoy en día se denomina «de la Lealtad» tras aprobar el cambio de nombre el Pleno municipal de Zamora en 2009.

    Tras la muerte de su hermano Sancho, Urraca continuó ejerciendo su señorío sobre la ciudad de Zamora, así como sobre todos los monasterios del reino, honor que compartía con su hermana, la infanta Elvira de Toro. Fue una de las consejeras más importantes de Alfonso VI, al que siempre protegió y con el que llegó a actuar en la práctica como canciller del reino. Su inteligencia política le granjeó muchos enemigos que utilizaron las habladurías para desprestigiarla, acusándola incluso en los romances populares de mantener relaciones incestuosas con su hermano. Dos años antes de su muerte, dotó el monasterio de San Pedro de Eslonza, que había sido fundado por el rey García I de León.

     

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