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Pedro de Estopiñán y Virués y la conquista de Melilla

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Pedro de Estopiñán y Virués o simplemente Pedro Estopiñán y también conocido como Pedro de Estopiñán el Conquistador de Melilla (Jerez de la Frontera, ca. 1470-Monasterio de Guadalupe, 3 de septiembre de 1505) fue un militar castellano vinculado desde su juventud al servicio de la casa ducal de Medina Sidonia, y debe su fama a ser el comandante en jefe del ejército del duque Juan Pérez de Guzmán, que conquistó la ciudad de Melilla en el año 1497.

Al ser encarcelados a finales de 1500 el virrey y gobernador general Cristóbal Colón y el adelantado Bartolomé Colón, quedarían vacantes los títulos citados, por lo cual, a principios de 1504 los Reyes Católicos lo nombraron como adelantado y gobernador general de las Indias pero al demorar su viaje para tomar el mando, falleció antes de pasar al Nuevo Mundo, y como los hermanos Colón fueron indultados por los soberanos, ambos conservarían sus títulos y cargos.

Pedro de Estopiñán había nacido hacia 1470​ en la ciudad de Jerez de la Frontera que estaba en la jurisdicción del entonces Reino de Sevilla, el cual era uno de los tres cristianos de Andalucía, y que a su vez formaba parte de la Corona de Castilla. Era hijo del hidalgo Ramón Estopiñán y Vargas (n. Reino de Aragón, ca. 1450), jurado de Jerez de la Frontera, y de su esposa desde 1470, Mayor de Virués​ (n. Jerez de La Frontera, ca. 1450), de noble alcurnia. Fueron sus hermanos Francisco y Bartolomé de Estopiñán quien participara en la Guerra de Granada entre 1482 y 1492, y junto a Alonso Fernández de Lugo, en la conquista de las islas Canarias en 1495.

El linaje de su familia paterna procedía del Alto Aragón, desde donde una rama pasó a establecerse en Andalucía durante la primera mitad del siglo XIV. Es frecuente que varios caballeros con ese apellido aparezcan en las narraciones de la época, sobre todo vinculados a otro linaje autóctono, los Guzmanes, condes de Niebla y posteriores duques de Medina Sidonia.

A pesar de estas noticias de su familia, apenas se conoce nada de la infancia y juventud del conquistador,​ salvo su entrada al servicio de la casa ducal de Medina Sidonia. Era esta una de las más importantes de la época puesto que, tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492, la población musulmana que había abandonado la península se concentró en el norte de África, lugar desde donde efectuaban numerosos ataques a las costas peninsulares de Andalucía. Precisamente, en una de estas incursiones piratas, acontecida en junio de 1496, se halla la primera mención de Pedro de Estopiñán.

Contador del duque de Medina Sidoña

A temprana edad pasó a ser paje de la Casa de Medina Sidonia.​ Con ocasión de la pesca de almadrabas, buena parte de la comitiva cortesana de los duques, incluida la propia duquesa Leonor de Estúñiga, se había desplazado a Conil para asistir al espectáculo. Súbitamente, un barco de piratas berberiscos se introdujo entre los buques pesqueros y lograron abordar uno de ellos.

Ante el peligro evidente, Pedro de Estopiñán, citado con el cargo de contador de la “Casa del duque don Juan”,​ zarpó en una pequeña embarcación para parlamentar con el jefe de los piratas, quien pidió una elevada cantidad de dinero por el rescate de los marinos prisioneros.

Iniciado en actuaciones militares

Con audacia, Pedro de Estopiñán abrazó por sorpresa al musulmán y cayó con él al agua, donde fue recogido por sus hombres, lo que, evidentemente, cambió el curso de las negociaciones: el jefe de los piratas fue canjeado por la tripulación y el buque, poniendo punto final al truculento episodio de las almadrabas.

Los ecos de admiración por la valentía de Pedro no cesaron de proclamarse por todo el territorio, incluso llegaron a los anales históricos de Jerez, por lo que se puede situar esta fecha de 1496 como el primer hito de consideración en la carrera militar de Estopiñán.

Conquista de Melilla

Posiblemente gracias a esta demostración, cuando los Reyes Católicos autorizaron a la Santa Hermandad la dotación de un ejército para la conquista de Melilla, bajo la dirección del duque de Medina Sidonia, este eligió al valiente comendador para dirigirlo. Es posible también que facilitase la elección de Pedro el hecho de que las tropas, suministradas por los concejos de Jerez, Medina, Arcos y Sanlúcar de Barrameda, estuviesen organizadas por tres ilustres jerezanos como él, seguramente al tanto de su brillante actividad militar: el corregidor Juan Sánchez Montiel, Francisco de Vera (Provincial de la Santa Hermandad), y Manuel Riquelme (veinticuatro -regidor- de Jerez y capitán de la Hermandad concejil).

Así pues, Pedro de Estopiñán, al frente de 5000 infantes y 250 jinetes, desembarcó en el norte de África y puso cerco a Melilla, que finalmente fue conquistada el 28 de septiembre de 1497. Tras la conquista, Estopiñán regresó a la península, no sin antes dejar una guarnición de 1500 hombres para la defensa de la plaza, así como un ingente número de canteros, carpinteros y albañiles con el expreso mandato de reparar las fortificaciones de la ciudad y construir nuevas murallas defensivas.

La ausencia norteafricana de Estopiñán fue breve, puesto que al año siguiente los musulmanes redoblaron sus esfuerzos por recuperar la plaza perdida. Ante los nuevos ataques sufridos por la guarnición de Melilla, el duque Juan, de acuerdo con los Reyes Católicos, decidió enviar nuevas tropas de refresco, de nuevo encabezadas por Estopiñán, a quien esta vez acompañaba otro destacado caballero de la casa ducal, García León.

Al dejar a los sitiadores entre dos fuegos, el triunfo fue total ya que, a instancias del comendador, se persiguió a todos los fugitivos hasta obligarlos a asentarse en la región de Orán, más lejana y con menos medios; igualmente, un número de musulmanes no inferior a 250 fueron apresados, como posible moneda de cambio en el futuro. Aunque en el propio año 1498 aún tuvo Estopiñán que regresar por dos veces a Melilla,​ se puede dar esta fecha como el inicio de la estabilidad de los cristianos en la plaza norteafricana.

Ante la ausencia de noticias referentes a conflictos bélicos, la biografía del caballero jerezano vuelve a ser difícil en el período 1499-1503, del que no se sabe prácticamente nada aunque se puede suponer una estancia desahogada en Andalucía, dentro de la corte ducal o en su habitual residencia sevillana, situada en la actual calle Francos, donde se puede ver el escudo de armas de la familia y su lema In soli Deo honor et Gloria. Es bastante probable, igualmente, que para esta fecha ya estuviese casado con su mujer, doña Beatriz Cabeza de Vaca, emparentada con la familia del que sería gran explorador de las Américas, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, sobrino de Pedro y Beatriz.

Campañas del Rosellón

En 1503, empero, sus servicios militares fueron de nuevo requeridos por el propio Rey Católico, Fernando de Aragón, con objeto de que acudiese a Salces (Rosellón), puesto que las tropas del monarca francés Luis XII sometían a un severo cerco esta ciudad.

De nuevo demostró su valía militar, puesto que dividió a sus tropas en dos grupos: el primero hostigaba la retaguardia de los sitiadores sin cesar, mientras que el segundo fue enviado al puerto para evitar que los refuerzos franceses, que habían embarcado en Colliure con destino al Rosellón catalán, pudiesen desembarcar y sumarse al resto. La maniobra fue efectiva, ya que la retirada de los invasores se produjo a finales del citado año.

Títulos regios de adelantado y gobernador general de las Indias

El rey Fernando, en recompensa a la efectiva labor de Pedro de Estopiñán, lo nombró a principios de 1504 como adelantado de Indias y capitán general de la isla de Santo Domingo y dependencias, con lo que parecía ponerse el colofón a su carrera militar si se tiene en cuenta al prestigio y valía de los citados puestos en el organigrama político-militar de la dominación española de América.

Durante ese mismo año, Estopiñán comenzó los preparativos del viaje al Nuevo Mundo, a donde se iba a establecer con toda su progenie y familia, aunque también participó activamente en la preparación de una expedición a Mazalquivir en 1505, en la que, sin embargo, declinó participar por los citados preparativos.

Imposibilidad de viajar al Nuevo Mundo y fallecimiento

Pocos días más tarde, en el transcurso de una visita al monasterio de Guadalupe, el adelantado Pedro de Estopiñán falleció súbitamente el 3 de septiembre de 1505, y fue enterrado dos días más tarde en el propio monasterio.

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