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  • Diego Rodríguez Porcelos, Segundo Conde de Castilla y fundador de Burgos

    Diego Rodríguez Porcelos, Segundo Conde de Castilla y fundador de Burgos

    Diego Rodríguez, también conocido con el sobrenombre de Porcelos,​ fue conde de Castilla (873-885) tras la muerte de su padre, el conde Rodrigo.​ Fundó la ciudad de Burgos en el año 884.

    Diego fue el repoblador de Ubierna y Burgos entre los años 882 y 884 bajo mandato de Alfonso III. Así lo indican los Anales Castellanos Primeros:

    In era DCCCCXX · populavit Didacus commes Burgus et Auvirna · pro iussionem domno Adefonso. Regnavit Adefonsus rex annos XVI · et migravit a secculo in mense decembris· et suscepit ipso regno filio eius Garsea.
    En la era 920 (año 882) el conde Diego pobló Burgos y Ubierna por mandato del señor Alfonso. El rey Alfonso reinó dieciséis años y se fue por los siglos en el mes de diciembre y le sucedió en el reino su hijo García.

    y los Anales Castellanos Segundos:

    Sub era DCCCCXX populavit Didacus comes Burgus et Oiurna.
    Bajo la era 920 (año 882) el conde Diego pobló Burgos y Ubierna.

    Poco antes de 882 construyó el castillo de Pancorbo, donde resistió el ataque de un gran ejército árabe en las primaveras de 882 y 883. Con su resistencia desde su base de Pancorbo, logró afianzar la frontera en el valle del Ebro y creó una línea defensiva en el río Arlanzón. Además, parece que durante su gobierno se restauró la sede episcopal de Oca (antigua Auca) o al menos aparece cierta actividad.

    Al contrario que su padre, no tenía el gobierno sobre el condado de Álava, territorio que estaba en manos del conde Vela Jiménez.

    Según la Crónica najerense, «Didacus comes…et interfectus est in Cornuta era DCCCCXXIII, secundo kalendas febroarii»; es decir, el 31 de enero de 885 el conde cayó muerto en la localidad burgalesa de Cornudilla, probablemente en batalla contra las fuerzas musulmanas fieles a Muhammad ibn Lubb, miembro de los Banu Qasi. Según algunas fuentes, su cuerpo se encuentra enterrado en las ruinas de la ermita de San Felices de Oca (actual Villafranca Montes de Oca).

    Después de su muerte, el condado de Castilla se divide en varios condados entre los años 885 y 931, fecha en que toma el control de todos los condados el conde Fernán González.

    No se conoce el nombre de la madre de sus hijos, que probablemente eran pequeños cuando murió su padre y por eso ninguno fue conde de Castilla. Estos fueron:

    • Gómez Díaz, que no debe confundirse con su homónimo, Gómez Díaz, conde en Saldaña. Aparece en 932 como alférez del conde Fernán González. Pudo ser el padre de Fronilde Gómez, la mujer del conde Gonzalo Fernández, hijo primogénito del conde Fernán González.
    • Gonzalo Díaz, quien no alcanzó la dignidad condal, aparece el 3 de febrero de 921 con su esposa María en el monasterio de San Pedro de Cardeña cediendo al monasterio unos molinos en el río Arlanzón y declarándose hijo del conde Diego (Gundessalbus, Didaci comite filius).
    • Fernando Díaz, conde y tenente en Lantarón y Cerezo.

     

  • Las Merindades burgalesas y el origen de Castilla

    Las Merindades burgalesas y el origen de Castilla

    Las Merindades burgalesas, a pesar de sus múltiples atractivos, es una de las zonas menos frecuentadas por el turismo masivo, incluso desconocida para el gran público. Cantabria y el País Vasco son sus vecinos más cercanos. En lo físico huyen del cliché aplicado a las tierras de Castilla: anchas, llanas, áridas; muy al contrario, conforman un paisaje húmedo, verde, salpicado por montañas y manchas boscosas de robles y encinas.

    Es el Burgos más septentrional, cuna de Castilla, ya que es aquí donde en el año 800 apareció por primera vez este nombre referido a la Tierra de los Castillos en un documento de cesión de terrenos en el monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena.

    A mediados del siglo XII, durante una visita a Medina de Pomar, el rey Alfonso VIII ideó la reforma de los alfoces (antigua agrupación de aldeas) en un sistema de municipios más eficaz.

    Así nacieron las merindades, a cuya cabeza puso a un merino todopoderoso, representante directo del monarca.

    Viniendo por carretera desde Burgos capital, lo primero que nos encontramos es la ermita de San Pedro de Tejada, un típico ejemplo del románico burgalés.

    Espinosa de los Monteros es, después de Burgos, la población con más monumentos catalogados de toda la provincia. Aquí tuvieron su origen los Monteros de Espinosa, una guardia personal de los condes castellanos y luego de los reyes de España.

    Quintanilla del Rebollar es un pequeño pueblo en el que se encuentra el centro de interpretación de Ojo Guareña, un importante complejo kárstico formado por más de 110 kilómetros de galerías subterráneas. Las grutas están situadas en el valle de Sotoscueva, entre los ríos Trueba y Nela, y fueron declaradas Monumento Natural en 1996. Con todo, lo más interesante para el turista es la ermita de San Bernabé, construida en una de las simas, que sirve de salida a la visita guiada por las grutas. Aprovechando las paredes naturales de la cueva, el exterior presenta una fachada de sillares rematada por una espadaña en la base de un acantilado. En el interior, una serie de frescos naifs a la manera de comics ocupan completamente las rocas de paredes y techo narrando la vida de San Tirso, mártir condenado a morir cortado por la mitad.

    En Puentedey la naturaleza ha obrado otra de sus maravillas. A lo largo de miles de años, el río Nela ha perforado la roca caliza dando como resultado un gran orificio de 15 metros de altura (como una casa de 5 pisos) y el doble de ancho lo que le da la apariencia de un gigantesco puente sobre el que se asienta parte del casco urbano.

    Medina de Pomar es la localidad con mayor población de Las Merindades, casi 6.000 habitantes. Ciudad amante del arte, cuenta en sus calles con un museo de pintura al aire libre con más de medio centenar de obras fijadas en los muros de algunas casas, especialmente en la Calle Mayor.

    Oña y su casco medieval; el Monasterio de Riseco, fantásticas ruinas en reconstrucción; la ermita de San Pantaleón de Losa, encaramada a la Peña Colorada; las cabañas pasiegas, en la linde con Cantabria… son otros de los muchos puntos de interés que hay que ir descubriendo poco a poco, sin prisas, en estas tierras de constantes sorpresas.

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  • La Ermita de San Pedro de Tejada

    La Ermita de San Pedro de Tejada

    La ermita de San Pedro de Tejada es una ermita románica ubicada en la población castellana de Puente-Arenas, en el municipio burgalés de la Merindad de Valdivielso, comunidad autónoma de Castilla y León. Se considera una de las obras de mayor importancia del arte románico en Burgos.

    La ermita se encuentra sobre una loma a las afueras de la población, al pie de la Sierra de la Tesla. Su historia comienza en el siglo IX, cuando en 850 se funda el monasterio del que formaba parte. Este, ya desaparecido, pasó en el siglo XI a depender del cercano Monasterio de San Salvador de Oña.

     

    La ermita tiene planta de cruz, contando con una torre en uno de los brazos del mismo. Toda ella está construida con sillería de gran calidad.

    El cuerpo principal consta de una única nave dividida en dos tramos mediante un arco fajón, parte de una bóveda de cañón.​ La nave acaba en un ábside que consta de presbiterio y sobre el crucero se levanta una torre.

    La cabecera, formada por las tradicionales secciones recta y semicircular, en sencilla.​ Cuenta con cinco ventanas, tres de ellas ciegas y una imposta.​ El alero se sustenta sobre canecillos decorados con motivos muy variados: animales, bustos, músicos, acróbatas…

    La torre sobre el crucero es de planta cuadrada, cuenta con dos cuerpos y ángulos achafanados cubiertos con columnas con capiteles labrados. En el cuerpo de abajo hay arcos ciegos.​ En el superior una columna divide por la mitad cada muro y en cada una se halla una ventana de arco de medio punto dividida por columnas. El acceso a la torre se realiza por una torrecilla cilíndrica adosada al muro sur, hallándose la entrada en el interior del edificio.

    La portada se halla en el muro occidental del edificio y está construida también de sillería de piedra rojiza de gran calidad. El hastial en el que se encuentra la portada presenta tejaroz decorado con canecillos y un estrecho ventanal polilobulado sobre el mismo.​ Los canecillos muestran a los evangelistas y al tetramorfos.​ Bajo el alero un friso muestra a Jesucristo y los apóstoles.​ Bajo el friso hay dos motivos más, a la derecha de la portada un león atacando a un hombre y a la izquierda la última cena.​ La portada es poco abocinada y está decorada con motivos diversos.​ El guardapolvos es ajedrezado.​ Los arcos se sustentan sobre 2 columnas que cuentan con capiteles decorados con motivos vegetales.

    Interior

    Torre de la ermita y detalle de la fachada norte.

    El interior del edificio da sensación de altura y esbeltez.​ La nave muestra la bóveda de cañón,​ sustentada en columnas entrega con grandes capiteles decorados.​ El crucero cuenta con una cúpula semiesférica, bajo la torre.​ Más allá se encuentra el presbiterio con bóveda de medio cañón y la capilla absidal, que muestra una arquería ciega.

    Retablo

    Retablo de san Pedro, procedente de San Pedro de Tejada, expuesto en el Museo de Burgos. La parte pictórica del retablo fue realizada por Fray Alonso de Zamora y su taller.

    El retablo principal hoy se expone en el Museo de Burgos. Está fechado hacia 1503-1506 y atribuido en su parte pictórica a Fray Alonso de Zamora (también conocido como Maestro de Oña).

     

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