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  • Munio Núñez de Brañosera, antepasado de los Condes de Castilla

    Munio Núñez de Brañosera, antepasado de los Condes de Castilla

    Munio Núñez de Brañosera (m. después de 824) tomó parte durante el siglo IX en la repoblación de la zona que se extiende desde las montañas de Cantabria hasta las orillas del Duero. Fue el antepasado de los condes de Castilla y del linaje de los Lara.

    El 13 de octubre de 824, durante el reinado del rey Alfonso II de Asturias, Munio y su mujer Argilo otorgaron el famoso fuero de Brañosera a los cinco vecinos que fueron a poblar el lugar.

    Brañosera

    Después de las guerras cántabras no hay constancia de actividad en la zona hasta la repoblación del siglo IX. Es entonces cuando fue necesario colonizar las tierras de la Meseta para abastecer a la cantidad emergente de cristianos que vivía en las montañas del norte de Hispania. Se fijaron las fronteras sobre el Duero y los reyes, infantes y obispos seguidos de colonos y siervos se trasladaron a estas tierras a fin de establecer las fronteras de una civilización en auge y expansión. Estos lugares carecían de defensas naturales por lo cual fue necesario crear, sobre colinas y montañas, castillos con una función principalmente defensiva. Los condados los dominaba un “Come” (Conde) que obtenía este título por sus victorias frente a los musulmanes. Se cree que el fundador de Castilla, por haber conquistado las tierras de los árabes, fue Rodrigo de Castilla, y más tarde sería Fernán González quien según la tradición conseguiría la independencia del Condado de Castilla.

    Así fue como llegaron los foramontanos de Malacoria procedentes del interior de Cantabria. Siguiendo el nacimiento del Ebro penetran en territorio de “brañas altas y osos” que dan el nombre al lugar. Estos formaron el consejo de Brañosera, amparados por la Carta Puebla concedida por el Conde Munio Núñez y su mujer Argilo.

    En 824 reinaba Alfonso II de Asturias. En aquellos tiempos Munio Núñez era el conde de las tierras de Brañosera.

    Desde hacía un siglo, la Península vivía la invasión árabe. Ésta había provocado la huida de los cristianos hacia el norte y muchos de ellos, los que no perecieron por el camino, llegaron a refugiarse en tierras astures, tierras que enseguida comenzaron a sufrir una superpoblación. La hambruna comenzó a cebarse con estos «exiliados» e iniciaron la huida en busca de una mejor vida. Y llegaban hasta Brañosera, hasta Brannia-Ossaria, tierra de brañas y de osos.

    Precisamente, para organizar esa repoblación, Munio Núñez concedió la Carta Puebla a sus súbditos dotándoles de derechos. Les concedió el libre uso de todo en el valle con dos únicas condiciones: dar parte de ese uso al que quisiera venir a poblar el valle; y abonar al conde la mitad de la paga que se cobrara a los de las villas cercanas que hubieran apacentado sus ganados en estos terrenos. A cambio, los pobladores de Braña-Osaria estarían exentos de vigilancia militar y del servicio en los castillos cercanos.

    Así nació el Fuero de Brañosera, la primera carta puebla, fechada el 13 de octubre del año 824, que constituye formalmente la primera organización admistrativa local, el germen de los actuales ayuntamientos.

    A partir del año 860 queda bajo el señorío del conde Rodrigo formando parte del Condado de Castilla, zona fronteriza erizada de fortalezas que protegía la entrada de los invasores sarracenos.

    En épocas posteriores los habitantes de Brañosera confirmaron su fuero, al menos, en dos ocasiones. En el año 912, lo hizo Gonzalo Fernández de Burgos, reforzando esos fueros en la villa que fundara su abuelo el conde Munio Núñez. Y en el año 968, los habitantes de Brañosera volvieron a confirmar sus fueros ante Fernán González —hijo del citado Gonzalo Fernández de Burgos—. Después, parece ser que también se confirmaron en el año 998 ante Sancho García.

     

    Descendencia

    Aunque no se menciona en la documentación o en las crónicas de la época, se supone que fue padre de por lo menos dos hijos:

    • Nuño Muñoz, quien sería el padre del conde de Castilla Munio Núñez. 
    • Fernando Muñoz, padre de:
    • Gonzalo Fernández el progenitor del conde de Castilla Fernán González. En 912, confirmó la carta puebla de Brañosera calificando a los otorgantes originales, Munio Núñez de Brañosera y Argilo, como sus abuelos.
    • Nuño Fernández, conde en Castilla y en Burgos. 

    Fernando Muñoz también pudo ser padre del conde Rodrigo Fernández que aparece confirmando una donación al Monasterio de Cardeña junto con su posible hermano Nuño.

     

     

  • Gonzalo Núñez, primer señor de la Casa de Lara

    Gonzalo Núñez, primer señor de la Casa de Lara

    Gonzalo Núñeza​ (fl. 1059–1106) fue el primer personaje de la Casa de Lara, en el cual «coinciden historiadores y genealogistas antiguos y modernos pues con él se inicia la historia documentalmente probada del linaje».2​3​b​ La casa de Lara fue una de las principales de los reinos de Castilla y de León, y varios de sus miembros desempeñaron un papel de máxima relevancia en la historia de la España medieval. Posiblemente emparentado con los Salvadórez, hijos de Salvador González, y por matrimonio con el poderoso linaje de los Alfonso en Tierra de Campos y Liébana, así como los Álvarez, Gonzalo fue muy probablemente descendiente de los condes de Castilla.

    La genealogía propuesta por Luis de Salazar y Castro en su obra sobre la Casa de Lara ha sido aceptada durante siglos, aunque varios historiadores modernos la han puesto en duda. Según Salazar y Castro, Gonzalo, el tercero de su nombre, era descendiente de los condes de Castilla, hijo de un Nuño o Munio González quien sería, a su vez, hijo de Gonzalo Fernández, el primogénito del conde Fernán González. El autor, sin embargo, confunde a varios homónimos, asume que son la misma persona, y no aporta prueba documental para sostener esta filiación.​ Además, según consta en la documentación medieval, Gonzalo Fernández, hijo del conde Fernán González, aparece por última vez en la documentación el 29 de junio de 959 y en febrero de 984 su viuda Fronilde Gómez hace una donación al Monasterio de San Pedro de Cardeña en sufragio por el alma de su marido y en el documento consta que solamente tuvieron un hijo llamado Sancho.

    Ramón Menéndez Pidal en La España del Cid (1929) consideró a Gonzalo como hijo de Nuño o Munio Salvadórez, hermano de Gonzalo Salvadórez.​ La historiadora María del Carmen Carlé en «Gran Propiedad y grandes propietarios» (1973) sugirió la relación con los Salvadores. Según su hipótesis el parentesco vendría por Goto González, a quien hace hija de Gonzalo Salvadórez y esposa de Nuño Álvarez, quien, según la autora, sería el padre de Gonzalo Núñez de Lara. Sin embargo, según referencias documentales, Goto González Salvadórez fue la esposa del conde asturiano Fernando Díaz,​ hermano de Jimena Díaz la mujer de Rodrigo Díaz de Vivar. Nuño Álvarez, fallecido en 1065, probablemente fue teniente en Amaya y su familia tenía propiedades entre el Arlanzón y el Duero, lo cual explicaría el «poderío de los Lara en la región».

    Otra de las filiaciones propuestas sería la de la historiadora Julia Montenegro en su estudio sobre el Monasterio de Santa María la Real de Piasca, que demuestra la relación con los Alfonso,​ origen de los linajes Osorio, Villalobos y Froilaz.​ Según su teoría, el conde Gutierre Alfonso y su esposa Goto fueron padres de María Gutiérrez, quien contrajo matrimonio con Nuño Álvarez, y estos serían los padres de Gonzalo Núñez de Lara.​

    La medievalista Margarita Torres Sevilla-Quiñones de León concuerda que existió un parentesco con los Alfonso, no obstante, según esta historiadora, María Gutiérrez y Nuño Álvarez no fueron los padres de Gonzalo Núñez de Lara, sino de su esposa Goto Núñez,​ según se desprende de una donación en 1087 al Monasterio de San Millán de la Cogolla donde Gonzalo Núñez de Lara con su esposa Goto y su cuñada Urraca donan al monasterio dos terceras partes del Monasterio de San Martín de Marmellar.​ Un año más tarde, la Urraca mencionada en la donación anterior, ofreció al mismo monasterio una heredad que había sido de su tío, Munio Álvarez y de su madre María, hija del conde Gutierre Alfonso.​ En 1097 aparece otra vez Urraca donando otras propiedades al Monasterio de Sahagún, donación confirmada por Gonzalo Núñez, y en 1088, junto a su madre María Gutiérrez, hizo donación de una divisa en Villa Fitero al Monasterio de San Millán.

    Una de las hipótesis es la de Margarita Torres, quien opina que el padre de Gonzalo Núñez de Lara fue Munio González, hijo de Gonzalo García, hijo a su vez del conde de Castilla García Fernández.​ Munio González, probablemente conde en Álava en la década de 1030, era hermano de Salvador González, lo cual explicaría el parentesco entre los Lara y los Salvadórez.​ Ambos hermanos fueron vasallos del rey Sancho Garcés III de Pamplona.​ Munio González, el hermano de Salvador, aparece frecuentemente en la documentación junto con sus sobrinos, Gonzalo y Álvaro Salvadórez.

    Aunque «no cabe duda de que hubo vínculos estrechos entre esta familia (los Salvadórez) y los Lara a lo largo del siglo XII» no existe ningún documento que confirme la filiación paterna del primer señor de Lara. El historiador Carlos Estepa Díez también difiere y no comparte la filiación paterna propuesta por Margarita Torres. Sin embargo, Antonio Sánchez de Mora opina que, aunque «queda por definir la filiación de Gonzalo Núñez de Lara», la hipótesis de Margarita Torres según la cual Gonzalo era hijo de Munio González, hermano de Salvador González, es la «más certera». Lo único que se ha podido demostrar es que Goto Núñez, la esposa de Gonzalo, era del linaje de los Alfonso y de los Álvarez y, aunque «parece que existen estrechos lazos entre los Lara y los Salvadórez (…) aún faltan pruebas documentales para poder establecer la ascendencia precisa.»

    Semblanza biográfica

    Gonzalo Núñez gozó del favor real y «ascendió a grandes alturas gracias a las mercedes del rey». En 1098, Alfonso VI en una donación al Monasterio de San Millán de Suso se refiere a él como su «bien amado Gonzalo Núñez».​ Aunque no ostentó el título condal, figura frecuentemente en la documentación con el apelativo «senior», igual que otros magnates castellanos del siglo XI. Aparte de confirmar como senior Gondissalvo Munnioz, también aparece con el título de potestas y dominante Lara, topónimo que dio nombre a su linaje, aunque no fue hasta el siglo XII que sus miembros lo añadieron a respectivos patronímicos.

    Su presencia en la curia regia se constata desde 1059 cuando aparece en varias ocasiones confirmando diplomas reales, junto con Gonzalo Salvadórez, de los reyes Fernando I, Sancho II, y Alfonso VI,​ aunque en algunos casos, al no mencionar la tenencia que gobernaba, podría tratarse de un homónimo.

    Ejerció varias tenencias, incluyendo Carazo, Huerta, Osma y Lara, esta última gobernada durante catorce años desde 1081 hasta 1095. Sus propiedades se encontraban en Castilla la Vieja, Tierra de Campos y en Asturias, y tenía derechos en Hortigüela,​ así como en los pueblos de Duruelo de la Sierra, y Covadela.

    En 1067, acompañó a Gonzalo Salvadórez, al conde Fernando Ansúrez y a los obispos de León y de Astorga a la ciudad de Sevilla, siguiendo las órdenes del rey Fernando I, quien les había encomendado la misión de traer el cuerpo de santa Justa.

    Participó en una campaña en tierras portuguesas en 1093 y en 1095 desempeñó un papel relevante en la cerca de Huesca.​ Tres años más tarde, en 1096 acudió con sus mesnadas y otros nobles, tal como el conde García Ordóñez, al socorro de Huesca en la batalla de Alcoraz, que pertenecía al rey de la taifa de Zaragoza Al-Musta’in II y estaba siendo sitiada por Pedro I de Aragón. La ayuda castellana al rey musulmán fue infructuosa, pues Huesca fue conquistada el 15 de noviembre de ese año. En 1098 tuvo una intervención importante en la repoblación de Almazán y Medinaceli después que fuese conquistada en 1104 así como en Andaluz, esta última plaza posiblemente parte de su señorío.

    Fue patrono de varios monasterios a los que hizo donación y él y su esposa Goto estuvieron muy vinculados al Monasterio de Santa María la Real de Piasca, que había sido de la familia de Goto, los Alfonso. Su hijo Rodrigo en una donación efectuada en 1122 recordaba que había sido edificado por sus abuelos y que sus padres habían sido patronos del cenobio: edificaberunt abios et patronos atque parentes nostros.​

    Su última aparición en la documentación medieval fue el 12 de diciembre de 1105 en el Monasterio de San Salvador de Oña y probablemente falleció poco después.​ Sus hijos Pedro y Rodrigo «fueron los principales artífices del ascenso del linaje de Lara».

    Matrimonio y descendencia

    Gonzalo Núñez se casó con Goto Núñez, hija del magnate castellano Nuño Álvarez y de María Gutiérrez, hija de Gutierre Alfonso, conde en Grajal, y de la condesa Goto,​ De este matrimonio nacieron los siguientes hijos que están documentados:

    • Pedro González de Lara (m. 1130),​ uno de los magnates castellanos más poderosos de su tiempo y amante de la reina Urraca con quien, según el arzobispo de Santiago Diego Gelmírez, «mantuvo una relación escandalosa» a partir de 1112 y con quien tuvo descendencia.
    • Rodrigo González de Lara (m. después de 1144),​ conde y miembro destacado de la casa de Lara.
    • Teresa González de Lara. En 1095, sus padres ofrecieron a su hija Teresa al abad Domingo y al Monasterio de Sahagún y al de San Pedro de los Molinos y donaron varias propiedades, entre ellas, la parte que les correspondía en Melgar de Abduz, Gordaliza, Fonte Oria, Vecilla, y otras villas, todas relacionadas con el linaje de los Alfonso. Teresa profesó en el Monasterio de San Pedro de Los Molinos y llegó a ser abadesa en el de San Pedro de las Dueñas por lo menos entre 1126 y 1137.
    • María González de Lara (m. después de 1141), quien contrajo matrimonio con Íñigo Jiménez, señor de los Cameros y del valle de Arnedo antes de junio de 1109,​ año en que ambos otorgaron testamento. Aparece con su hijo, también señor de los Cameros, Jimeno Íñiguez confirmando una donación hecha por su hermano Rodrigo al Monasterio de San Pedro de Arlanza de la villa de Huérmeces.

    Pudo ser padre también de una Goto González, quien aparece con su sobrino, Manrique Pérez de Lara en 1143 cuando este otorgó fuero a Los Ausines. Algunos genealogistas opinan que estuvo casada con Rodrigo Muñoz, señor de Guzmán y de Roa, aunque según las fuentes medievales, Rodrigo Muñoz, cabeza del linaje de los Guzmán, estuvo casado con Mayor Díaz.

    Salazar y Castro añadió a otras hijas cuya existencia es dudosa, entre ellas Elvira González de Lara —que dice fue la esposa de Pedro Núñez de Fuentearmegil— y a una Sancha González, a quien casa con el conde Fernando Pérez de Traba, aunque la esposa documentada del conde gallego fue realmente hija de Gonzalo Ansúrez y de Urraca Bermúdez.

    Algunas apariciones en la documentación del monasterio de San Millán

    • 1086. Participa en la donación de Diego Gustioz y su mujer Elo y dona su cuarta parte en San Felices de Dávalos: Militer ego senior Gondissalvo Munioz, cum coniuge mea Goto donamus nostram quartam quam habemus in Sancti Felicis de Davalos cum quantum ad nos pertinet, ab omni integritate.
    • 1087: Gundissalvo Nunnez una cum uxore mea dompna Goto et mea cognata dompna Urraca et dompna Ariel Nunniz… donan al monasterio las dos terceras partes del Monasterio de San Martín de Marmellar.
    • 1089, noviembre 25: Alfonso VI confirma al monasterio la exención de fonsado. Entre los confirmantes, sennor Gonçalvo Nunnez de Lara.
    • 1089: Gonzalvo Nunnez dominante Lara ofrece a San Millán el monasterio de San Millán de Revenga con sus dependencias, donación confirmada por el rey Alfonso VI.
    • 1094, febrero 28: Confirma donación de Juliana Fortúnez domno Gundissalvo Nunnez regente Lara et Auxunia (Los Ausines).
    • 1095:Senior Gonzalvo Nunnez et uxor mea domna Goto, dominantes Lara dona a San Millán la iglesia de San Millán de Velilla con sus dependencias.
    • 1098, abril 7: Alfonso VI dona a San Millán la iglesia de Santa María de dos Ramas en Almazán. En este documento, el rey se refiere a Gonzalo como dilectus meus Gonzalvus Nunnez («mi muy amado Gonzalo Núñez»).
  • Casa de Lara de Castilla

    Casa de Lara de Castilla

    La Casa de Lara, eminente linaje de la nobleza castellana con orígenes en el corazón medieval del Reino de Castilla, se erige desde la histórica localidad de Lara de los Infantes, en Burgos. Este estirpe, cuyas raíces se hunden en la rica tierra de Castilla, ha visto a dos de sus ramas, ambas pertenecientes a la casa de Manrique de Lara, ascender al rango de Grandes de Castilla y por tanto de España de la primera antigüedad: los duques de Nájera y los marqueses de Aguilar de Campoo, demostrando así su profunda inserción en la nobleza y la historia española.

    A lo largo de los siglos, los Lara han ejercido una influencia considerable sobre los destinos de la Corona de Castilla, extendiendo su dominio no solo a lo largo de Castilla sino también en los reinos de León, Andalucía, y Galicia. Su participación en el tejido político de estos territorios fue notoria tanto en apoyo a los monarcas reinantes, como en la figura de Álvaro Núñez de Lara, regente de Enrique I de Castilla, como en oposición a ellos, evidenciando su papel central en los complejos juegos de poder de la época.

    La casa de Manrique de Lara, rama secundaria del linaje, no solo continuó esta tradición de servicio y conflicto, sino que también se destacó en la administración y en diversas instituciones, contribuyendo literatos de renombre como Diego Gómez Manrique y Jorge Manrique, enriqueciendo así el legado cultural del linaje.

    En el siglo XVII, el linaje de los Lara fue objeto de estudio por el genealogista e historiador Luis de Salazar y Castro, quien dedicó cuatro volúmenes a explorar la profundidad y amplitud de su historia, convirtiéndose en una obra de referencia indispensable en el campo de la genealogía nobiliaria.

    El origen de la Casa de Lara, según Luis de Salazar y Castro, se remonta a los Condes de Castilla, con Gonzalo Núñez emergiendo como el primer tenente del Alfoz de Lara documentado, marcando el inicio de una expansión territorial y de riquezas que se extendió desde la sierra de Burgos hacia Galicia, León y Andalucía. Esta expansión fue posible gracias a su activa participación en las guerras de Reconquista y a sus vínculos con la casa real.

    A través de los siglos XII, XIII, y XIV, figuras como Pedro González de Lara, Rodrigo González de Lara, los hermanos Manrique, Álvaro y Nuño Pérez de Lara, y Juan Núñez I y III de Lara, desempeñaron roles clave en los momentos decisivos de la historia castellana y leonesa, enfrentándose a monarcas, liderando rebeliones, o apoyando a futuros reyes, tejiendo así una compleja red de lealtades y conflictos que define su legado.

    El escudo de armas de la Casa de Lara, con su campo de plata y calderas negras, simboliza no solo la nobleza del linaje sino también su capacidad para reclutar y mantener ejércitos a su costa, un emblema de poder y autonomía que ha identificado a la casa desde los tiempos del conde Pedro González de Lara. Este símbolo heráldico, presente en sellos antiguos, pinturas medievales, y monumentos históricos, encapsula la esencia de un linaje cuya influencia se extendió a través de los siglos, marcando indeleblemente la historia de Castilla y por tanto de España.

    En la novela «Vikingo y Almogávar (Vikingo nº 2)«, Torstein, un guerrero nórdico, se encuentra en Al-Ándalus durante el siglo XIII, tejiendo alianzas y enfrentándose a nuevos desafíos. Esta trama se enlaza con la historia de la Casa de Lara, ya que refleja la complejidad política y social de la Península Ibérica en la Edad Media, un escenario donde linajes como el de Lara tuvieron un papel crucial en el tejido de alianzas y conflictos que caracterizaron la región. La novela ofrece una ventana a las interacciones culturales y políticas de la época, un eco de las dinámicas que la Casa de Lara experimentó a lo largo de su historia.

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