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Enrique I de Castilla

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Enrique I de Castilla (Valladolid, 14 de abril de 1204-Palencia, 6 de junio de 1217)1​ fue rey de Castilla​ entre 1214 y 1217, año en que falleció como consecuencia de un accidente en la ciudad de Palencia. Fue el décimo hijo de Alfonso VIII y de su esposa, la reina Leonor de Plantagenet. Le sucedió en el trono su hermana la reina Berenguela, quien después renunció en su hijo, el futuro rey Fernando III.

Fue hijo de Alfonso VIII de Castilla y de su esposa,​ la reina Leonor de Plantagenet. Sus abuelos paternos fueron los reyes Sancho III de Castilla y su esposa Blanca Garcés de Pamplona y los maternos el rey Enrique II de Inglaterra y su esposa Leonor de Aquitania. Sus hermanos fueron, entre otros, la reina Berenguela de Castilla, la reina Blanca de Castilla, que contrajo matrimonio con Luis VIII de Francia, y la reina Urraca de Castilla, que se desposó con Alfonso II de Portugal.

Su vida

Hijo menor de Alfonso VIII y de Leonor de Plantagenet, la muerte de sus hermanos varones y la de su padre, Alfonso VIII, ocurrida en el año 1214, le llevó a heredar el trono paterno cuando contaba con diez años de edad.

La minoría de edad del rey Enrique supuso la apertura de un período de regencia.​ Su padre, en su testamento redactado poco antes de morir, había confiado la tutela a la reina Leonor quien, sin embargo, falleció veinticuatro días después. Antes de fallecer, la reina había confiado la guarda y custodia del joven rey a su hija y hermana mayor de Enrique, la reina Berenguela,​ que residía en la corte castellana desde que su matrimonio con Alfonso IX de León había sido anulado en 1204 por el papa Inocencio III.

La regencia de la infanta Berenguela fue importunada por los miembros de la Casa de Lara,​ familia de la alta nobleza castellana que ya se había destacado por su intervención política durante la minoría de edad del difunto Alfonso VIII de Castilla, período en el que fue combatida por la Casa de Castro. Encabezados por el conde Álvaro Núñez de Lara,​ los miembros de la Casa de Lara se negaron a apoyar a la infanta Berenguela como regente del reino y la obligaron a renunciar a la regencia de su hermano para evitar los conflictos que caracterizaron los primeros años del reinado de su padre Alfonso VIII, cuando llegaron a producirse choques armados como la batalla de Lobregal o la de Huete. En realidad, el corto reinado quedó marcado por la lucha entre dos facciones de la nobleza: la de los Lara y la que respaldaba a Berenguela, compuesta principalmente por los Girón, Téllez, Haro y Cameros. La disputa causó daños en diversas partes del reino, en especial, en la Tierra de Campos.​ La Casa de Lara alcanzó su apogeo político en Castilla durante el corto reinado de Enrique, si bien ya habían sido el linaje más favorecido en los últimos años de Alfonso VIII. La familia contaba no solo con estratégicas posesiones en la frontera castellano-leonesa, sino también amplias posesiones en León.

La tutela del conde de Lara produjo desavenencias entre la nobleza castellana,​ puesto que sus miembros temían el poder que con ella obtenían los miembros de la Casa de Lara, que desde un primer momento maniobraron a fin de consolidar su posición, concertando para ello, en el año 1215, el matrimonio de Enrique I de Castilla con la infanta Mafalda de Portugal, hija del rey Sancho I de Portugal. El matrimonio del rey se celebró en la ciudad de Burgos antes del día 29 de agosto, aunque nunca fue consumado y fue anulado al año siguiente, en 1216, por el papa Inocencio III, debido al grado de parentesco que había entre ambos cónyuges. Los dos bandos nobiliarios enfrentados buscaron la colaboración del rey portugués; en el verano de 1216 Enrique firmó con él un tratado de paz que favorecía al bando de los Lara.

La anulación del matrimonio del rey impulsó a Álvaro Núñez de Lara a concertar un nuevo matrimonio con Sancha, hija del rey Alfonso IX de León, pretendiendo con ello unir los reinos de Castilla y León y apartar de la línea sucesoria de ambos reinos al infante Fernando de León y Castilla, hijo de la reina Berenguela y de Alfonso IX de León. El matrimonio no llegó a celebrarse debido a la defunción de Enrique.

Muerte y sepultura

Enrique falleció a los trece años de edad de modo accidental, y como consecuencia de una herida recibida en el Palacio episcopal de Palencia mientras jugaba con otros niños. Los Anales Toledanos Primeros refieren del siguiente modo la muerte de Enrique I de Castilla, ocurrida el 6 de junio de 1217 cuando tenía trece años, un mes y veintitrés días de edad:

El rey don Enric trevellaba con sus mozos e firiolo un mozo con una piedra en la cabeza non por su grado e murió ende VI días de junio en día de martes era MCCLV

Después de su defunción, el cadáver del rey Enrique fue conducido por el conde Álvaro Núñez de Lara al municipio de Tariego de Cerrato, situado entre las ciudades de Burgos y Dueñas, a fin de ocultar su muerte. Su hermana Berenguela, que le sucedió en el trono castellano, sin embargo se apoderó de la ciudad de Dueñas y envió a los obispos de Palencia y de Burgos a hacerse cargo de los restos mortales del difunto rey y posteriormente los acompañó hasta el monasterio de las Huelgas de Burgos donde recibieron sepultura. El fallecimiento del rey agravó las luchas intestinas y la crisis del reino

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